“Celebran el sufrimiento como un logro”, criticó el legislador a raíz de la política de vetos que no respetan lo que se vota en el Congreso.
En una entrevista reveladora, el legislador Leandro Santoro desentraña las prácticas del nuevo gobierno de Javier Milei, criticando la manipulación política y la falta de cohesión en la dirigencia argentina, mientras la oposición lucha por adaptarse a un entorno de creciente desilusión y desorden.
En un clima de creciente descontento y caos político, Leandro Santoro, diputado y figura prominente de la oposición, ofrece una visión crítica y penetrante sobre el gobierno de Javier Milei. En una reciente entrevista radial en Radio 10, Santoro no escatimó en calificativos al describir la situación actual como un deterioro de los valores democráticos y una profundización de la crisis institucional.
El análisis de Santoro comienza con una dura crítica a la reciente maniobra del presidente Milei, que logró captar un tercio del Congreso a través de una serie de acuerdos y cooptaciones. Según Santoro, esta estrategia no solo demuestra la habilidad del presidente para manipular la política, sino que también acentúa el descrédito generalizado hacia la política argentina. “Milei no solo está haciendo política; está exhibiendo un modelo de corrupción y transacción que, en lugar de reformar, se burla del sistema”, afirma el legislador.
Santoro observa que Milei, quien se presentó como el paladín de la honestidad y la ruptura con el pasado, ha adoptado prácticas que él mismo criticaba anteriormente. La ironía de que un presidente que denunciaba la corrupción ahora utilice las mismas tácticas para consolidar su poder es evidente para Santoro, quien critica duramente la celebrada “crueldad” de las políticas del gobierno, en particular los recortes a los jubilados. “No es solo la severidad de las medidas, es la forma en que se celebran, como si el sufrimiento fuera un logro”, señala.
En una crítica feroz, Santoro se refiere al estado actual de la política argentina como una era de “vanidad y egoísmo”. La falta de cohesión en los partidos políticos y el predominio de los intereses personales sobre el bien común son, para él, síntomas de un sistema en crisis. “Los dirigentes actuales están más preocupados por su imagen y su propio beneficio que por construir una política que sirva realmente a la sociedad”, dice Santoro. Esta actitud, según él, es responsable de la fragmentación y el debilitamiento de las instituciones políticas en el país.
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Santoro también aborda la falta de reacción contundente de la oposición ante el gobierno de Milei. Se pregunta si la sociedad ha cambiado tanto que ha perdido su capacidad de movilización y resistencia frente a la injusticia y el abuso de poder. “Hay una sensación de desesperanza que puede ser paralizante”, reflexiona. La crítica se extiende a la incapacidad de los partidos tradicionales para estructurarse y adaptarse a los nuevos desafíos, lo que, según Santoro, permite el avance de figuras como Milei.
La conversación se desplaza hacia un análisis global del fenómeno, comparando la situación en Argentina con la de otros países donde el populismo y el extremismo han ganado terreno. Santoro menciona a Donald Trump y su influencia en la política global, señalando que el estilo disruptivo y la falta de respeto por las normas establecidas están copiando el mismo patrón en Argentina. “La política se ha convertido en un espectáculo de vanidades y contradicciones”, lamenta.