Esta medida, que busca abrir nuevos mercados internacionales, ha generado reacciones mixtas en los sectores involucrados, con preocupaciones sobre el impacto en la disponibilidad de insumos para la industria siderúrgica nacional.

El gobierno de Javier Milei ha decidido poner fin a la prohibición de exportar chatarra, que estuvo vigente desde 2009, con el objetivo de proteger la industria siderúrgica nacional. A través de la eliminación de los decretos 1040/20 y 70/23, la administración liberal busca abrir nuevas oportunidades para el reciclaje y valorización de residuos metálicos, en un contexto económico que promueve la desregulación.
Contexto histórico de la medida y justificación del Gobierno
La restricción a la exportación de chatarra fue implementada en enero de 2009 durante el gobierno de Cristina Kirchner, con el fin de salvaguardar la producción de acero a partir de desechos reciclables. A pesar de que la medida se había previsto inicialmente como temporal, se prorrogó sucesivamente bajo los mandatos de Mauricio Macri y Alberto Fernández.
El Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, explicó que la medida de revocar la prohibición busca corregir lo que calificó como un obstáculo para el mercado del reciclaje y el desarrollo de negocios vinculados al reciclado de metales. Según Sturzenegger, la prohibición deprimía el valor local de la chatarra y favorecía principalmente a grandes procesadores, en detrimento de las pequeñas empresas recicladoras.
Reacciones del sector y consecuencias económicas
La decisión del Gobierno ha generado diversas reacciones en los sectores involucrados. Mientras que se prevé que la medida permita generar nuevos ingresos en dólares por la exportación de chatarra, algunos actores del sector siderúrgico, como el CEO de Techint, Paolo Rocca, han manifestado su preocupación. Desde la empresa sostienen que la medida podría afectar los precios de los insumos para la producción de acero, al reducir la cantidad de chatarra disponible en el mercado interno.
Por su parte, el Ministro Sturzenegger criticó la influencia de grandes corporaciones, como Techint, que, según él, se beneficiaban de la prohibición. En sus declaraciones, señaló que la eliminación de las restricciones representa un avance hacia la “libertad económica” y una victoria para los pequeños recicladores, quienes, de otro modo, no podían competir con los grandes actores del mercado.
Impacto en la economía argentina y la balanza comercial
Desde un punto de vista macroeconómico, la habilitación de la exportación de chatarra tiene el potencial de mejorar la balanza comercial, ya que permite a Argentina exportar materiales reciclables y generar ingresos en divisas extranjeras. Además, la medida responde a un impulso global por la economía circular y el reciclaje, sectores que están ganando protagonismo en el ámbito internacional.
No obstante, el impacto en la competitividad de la industria nacional sigue siendo incierto. El aumento de la demanda internacional podría elevar los precios de los insumos, lo que a su vez podría encarecer la producción local y aumentar los costos en sectores que dependen del reciclaje de metales para la fabricación de acero y otros productos metálicos.
