Las intensas lluvias que afectaron el norte bonaerense dejaron a cientos de miles de hectáreas bajo el agua. Productores rurales denuncian el abandono estatal y reclaman inversiones urgentes en infraestructura hídrica.

El temporal que azotó al norte de la provincia durante el fin de semana provocó inundaciones severas en zonas clave como Bolívar, Salto, Junín y Chacabuco. En solo 48 horas cayeron más de 400 milímetros, lo que dejó rutas rurales anegadas, cosechas arruinadas y pérdidas millonarias. En plena recolección de soja y maíz, más de 600 mil hectáreas quedaron expuestas al agua, con consecuencias que podrían comprometer el ingreso de divisas al país.
La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) y otras entidades del agro advirtieron sobre el deterioro de los caminos y la falta de obras estructurales. Desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), su presidente Carlos Castagnani pidió respuestas urgentes, mientras que dirigentes rurales como Soledad Aramendi (Sociedad Rural de Rosario) y Andrea Passerini (productora de Carlos Casares) denunciaron que gran parte del daño podría haberse evitado si se hubiera completado el Plan Maestro de la Cuenca del Salado.
El malestar también se agudiza porque el gobierno nacional, pese a mantener el Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica —financiado por impuestos al combustible—, mantiene paralizadas las obras. Las críticas apuntan directamente al presidente Javier Milei, quien eliminó la obra pública y suprimió cualquier tipo de asistencia al agro en medio de la emergencia. “Sin infraestructura no hay campaña que aguante”, sentenció Aramendi. La incertidumbre domina al sector en momentos donde el Gobierno esperaba una cosecha récord para robustecer las reservas del Banco Central.
